Inmaculada Alcalde: “Había días que, de la depresión, no tenía ni ganas de salir de la cama. Me siento orgullosa de haber podido superar esta situación y sentirme ahora realizada en mi vida y en mi trabajo”.
Inmaculada Alcalde, 45 años y actual trabajadora de KL en el inplant de la zona de Mondragón. Tras un largo y duro periodo de 10 años sin posibilidad de trabajar en los que ha enfrentado una complicada enfermedad, una depresión y dos operaciones, ha conseguido dar un giro a su vida y volver a recuperar la ilusión y felicidad. Esta es su historia de vida.
¿Cómo afectó tu enfermedad a tu vida laboral en KL katealegaia?
Comencé mi andada en KL katealegaia hace más de diez años, en el taller de KL Oñati. Por aquella época yo tenia unas fiebres muy altas, debido a mi problema de salud, y estuve un tiempo ingresada en el hospital. La mala suerte quiso que, a las dos semanas de volver al trabajo, tuviera que coger de nuevo la baja. Me recuperé y al poco tiempo sufrí un tirón en mi puesto de trabajo. Al finalizar este periodo se vio que no podía continuar. Fue difícil para mí.
¿Y cómo llegaste a volver a formar parte de KL y trabajar actualmente en el inplant en el que estás?
Después de mi paso por KL, estuve diez años sin trabajar y muy enferma a causa de una fibromialgia. He sufrido muchos brotes con esta enfermedad, con muchas neumonías y depresión, pero ahora estoy muy bien, ahora me siento mucho mejor y más feliz. Ha sido un cambio radical.
Cuando me descubrieron esta enfermedad, decidí tratarla y someterme a una operación doble. A partir de ahí, ha sido todo un camino a mejor. Me operaron de una hernia de hiato y a la vez el cirujano me dijo si quería hacerme una operación de estómago y bajar todo el peso que había ganado durante ese tiempo. Le dije que sí. Después de la operación mi vida dio un giro de 180 grados. He pasado de no poder trabajar y estar sumida en una depresión de caballo por los problemas de salud que arrastraba, a reestructurar mi vida, comenzar a hacer ejercicio, bajar peso, sentirme bien conmigo misma e incorporarme de nuevo al mundo laboral de la mano de KL katealegaia.
Después de la operación, me dijeron que una buena alternativa era hacer ejercicio, no como una ayuda para verme mejor a mí misma, aquello de cuerpo sano mente sana, que también, sino como algo necesario para mejorar mi salud. Todo ello acompañado de una dieta específica.
Me decanté por el aqua gym. Comencé con una serie de ejercicios que consistían en andar sumergida en la piscina, y poco a poco fui realizando ejercicios más complejos. En la piscina de Aretxabaleta hay una zona con bicicletas estáticas sumergidas, estilo gimnasio bajo el agua, y ahí también pude ejercitarme y lograr mí objetivo.
El ejercicio me ha ayudado muchísimo, pero al final lo que más ayuda siempre es la voluntad de uno mismo. La fuerza de voluntad que he puesto yo para salir de esta situación es la que ha marcado todo este proceso. Sin voluntad ni sacrificio, no hay muchas opciones de superar una situación así.
Lo mas difícil es dar el primer paso y soportar esos primeros meses de complicaciones, de solo ingerir líquidos, de empezar con el ejercicio… En mi caso fueron dos operaciones en una y eso le supuso más esfuerzo a mi cuerpo para recuperarse.
Después de la operación mi cuerpo se sentía mejor, y eso hizo que al mismo tiempo que me recuperaba, me sintiera bien conmigo misma. Con el ejercicio igual, verme más en forma me hizo querer llegar más alto y al final fue un proceso necesario y bonito.
Una de las mejores ayudas que tuve, y que sin duda fue muy bueno para abandonar mi depresión fue una perrita que me regaló una amiga mía como mascota. Fue una forma de terapia que me ayudó mucho. A mi siempre me han gustado los animales, y me encariñé con ella enseguida. Con esa felicidad que les caracteriza a las mascotas, me animé a jugar con ella, a pasar tiempo juntas, a salir a la calle a pasearla y eso es muy beneficioso y además te mantiene ocupada. Fue un experimento arriesgado, porque si te haces cargo de una mascota, luego no puedes deshacerte de ella. Pero en este casó valió la pena y obtuvo resultados, suele ser un tipo de terapia muy recomendado entre los terapeutas y psiquiatras. A mí me ayudó y a día de hoy sigo viviendo con ella, como una más de la familia.
Unos meses después, ya totalmente recuperada, volví a formar parte de KL katealegaia. Me llamaron para volver a trabajar y yo estaba encantada. Me sentí muy bien tratada, el ambiente de trabajo era idóneo, no tengo más que palabras buenas. Fue una segunda oportunidad y cuando llegó mi turno me llamaron y acepté con mucho gusto. Ahora he dado el salto al inplant y estoy igual de a gusto. Es cierto que este puesto es algo distinto porque estoy más horas de pie y llego cansada a casa, porque al final no hay que olvidar que la enfermedad sigue ahí, no desaparece, pero no brota como antes, aunque puede darse esa posibilidad. Uso parches de calor para no llegar tan cansa a casa después del trabajo, mi cuerpo se cansa más rápido. Pero aguanto bien y estoy feliz en mi trabajo.
¿Cuál crees que fue el punto de inflexión en este proceso de recuperación?
El momento en el que me operaron, cuando el cirujano me dijo que él no me iba a quitar la enfermedad, porque esa enfermedad no tiene cura, pero que a cambio iba a darme calidad de vida. Eso me marcó. Por eso me decidí yo a poner el resto. Y así ha sido. He estado días en la cama, findes se semana sin salir porque me dolían los riñones u otra parte del cuerpo y me administraba de modo que pudiera ir el lunes o el día siguiente a trabajar sin inconvenientes. Es cuestión de habituarme un poco a todo, adaptarme a este nuevo puesto de trabajo en el que apenas llevo un mes trabajando. Lo mismo con el deporte, ahora he tenido que pararlo un tiempo, pero quiero volver a ponerme a ello pronto, porque es una de las cosas que más me ayudan.
Bicicletas estáticas y ejercicios de natación, ejercicios de espalda y demás. Y ahora tengo que volver a ir, porque tengo que recuperar masa corporal, pero tengo que hacerlo con poco peso porque tengo fibromialgia y si tomo mucho peso puedo sufrir roturas o contracturas. En el gym hay personal capacitado que me ayuda con los ejercicios que son más convenientes para alcanzar ciertos objetivos. Y por último está la dieta, cuidar la alimentación es vital para mantenerme bien.
¿Y cómo te sientes anímicamente hoy por hoy?
Me siento genial, totalmente diferente, feliz. Solo con verme en el espejo me siento bien y eso tiene mucha fuerza. No he sentido ese miedo de volver a tener una recaída. Ahora además empiezo a disfrutar cosas que hace unos años no podía disfrutar, he vuelto a irme de vacaciones, he reanudado mi vida social, etc. Todos estos detalles los valoras mucho más ahora y los vives con otra perspectiva, al mismo tiempo que te ayudan a sentirte bien. Hace unos años no pensaba que llegaría a superar esta dura etapa de mi vida, y ahora me siento orgullosa por toda la ayuda que he recibido y por todo lo que he luchado yo misma.