Mari Carmen Goñi: “Las máquinas de coser modernas ofrecen más facilidades a las personas con discapacidad que antes, por eso ahora puedo dedicarme a esta pasión”
Mari Carmen trabaja desde hace 28 años en KL katealegaia Irún realizando embolsados para Bbraun. Con un carácter optimista y un espíritu de superación, a sus 51 años disfruta de un hobbie que le ilusiona y le hace sentirse realizada.
¿Cómo te sientes al saber que eres la primera protagonista de este nuevo apartado “Historias de vida”?
M.C. Algo nerviosa, es la primera vez que me hacen una entrevista. Pero soy optimista, al fin y al cabo, voy a poder hablar de algo que me inspira.
¿A qué te dedicas y qué es lo que te inspira?
M.G. Soy trabajadora de KL katealegaia. Hace 28 años que me dedico a esta empresa y es a la que le debo todo. La he visto nacer y crecer. Trabajar aquí también me ha permitido dedicarme a aficiones que me inspiran, como es el caso de la costura.
Háblanos de ello, ¿de dónde surge este hobbie?
M.G. Llevo unos 6 años dedicándome a la costura. Así que podemos decir que es un hobbie, aunque realmente me viene de familia. Mi abuela era pantalonera en una tienda de alto prestigio de San Sebastián; Ramón Hernández, en la avenida de la Libertad. Mi madre también cosía, haciendo arreglos para otras personas y para su familia. Era un dinero extra que ganaba. Mi madre me enseñó a coser un poco, pero para mí era difícil hacerlo con las máquinas que había entonces, debido a mi discapacidad y al movimiento del pie. Las máquinas de coser modernas ofrecen más facilidades a las personas con discapacidad que las antiguas, por eso ahora puedo dedicarme a esta pasión.
Retomé ese interés por la costura por mediación de mi cuñada, cuando la acompañé a una asociación para mujeres que ofrecía cursos de costura. Me apunté y poco a poco le fui cogiendo el gusto. Hacía cosas que necesitaba para casa como un colgador de baño, un delantal, un vestido, etc.
¿Qué te produce la costura?
M.G. Es un hobbie que me produce satisfacción. Reconozco que cuando voy a costura voy muy cómoda y cada vez que muestro las piezas que he hecho yo misma, me siento satisfecha y orgullosa. Además, en el taller aprendo y comparto diseños con otras compañeras. Lo mejor de todo es que si necesito algo, me lo puedo fabricar yo misma. Basta con tener el patrón y elegir las telas. Allí aprendes, pero también eres autodidacta. Quién sabe, quizá algún día me codee con grandes artistas y referentes como Balenciaga o Coco Channel.