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Historias de vida, Personas

Álex Vallejo: “Siento una alegría tremenda y parte de incredulidad, pues han sido 32 años trabajando aquí y después de tanto tiempo, cuesta asimilar que por fin te has jubilado”.

04/04/2019
Álex Vallejo: “Siento una alegría tremenda y parte de incredulidad, pues han sido 32 años trabajando aquí y después de tanto tiempo, cuesta asimilar que por fin te has jubilado”.

Hablamos con Álex Vallejo en su último día como trabajador de KL tras 32 años de trayectoria profesional en KL katealegaia.

¿Qué se siente al saber que hoy es tu último día de trabajo?

Siento una alegría tremenda, y parte de incredulidad también, puesto que han sido 32 años trabajando aquí y después de tanto tiempo, cuesta asimilar que por fin te has jubilado. Digamos que es una sensación similar a estar de vacaciones, con la diferencia de que no tienes que volver a trabajar y que además te jubilas con 56 años, con lo que puedes aprovechar con mejor salud esta nueva etapa.

¿Qué evolución crees que ha experimentado KL durante todos estos años?

 KL ha evolucionado mucho desde que yo entré a formar parte de esta empresa. Yo me incorporé a KL en 1987, previamente había cursado mis estudios superiores en un instituto para jóvenes con discapacidad en Albacete. Al terminar, estuve dos años parado y en agosto del 1987 me llamaron para abrir un taller para personas con discapacidad. Hice la entrevista en Donostia y me propusieron ser jefe de taller.

Recuerdo que al principio solo éramos unas 10 personas, el pabellón aún estaba en construcción y trabajábamos con lo que teníamos. Los medios eran mucho más escasos de los que tenemos actualmente, pero salíamos adelante. Allí dimos nuestros primeros pasos trabajando con una empresa llamada Orkli con temas de válvulas de agua y componentes para calefacción. A partir de ese momento, aquel pequeño taller fue creciendo y fuimos siendo más gente.

Con el paso de los años empezamos a tener más infraestructura. Aparecieron nuevos puestos de dirección, la figura del gerente de planta y del director industrial, así como nuevos departamentos, y más personal. Después fuimos abriendo nuevos talleres en todo Gipuzkoa, cada uno de ellos con diferentes tipos de trabajo.

Todos hemos evolucionado, las personas trabajan mejor, tienen más facilidades, mejores sistemas, mejores servicios para los trabajadores y mejores herramientas que antes. Empezamos siendo 10 y ahora somos casi mil trabajadores en 12 plantas industriales. Eso es una evolución.

¿Cuáles crees que son los valores que tiene KL y que le hacen diferente?

Que somos más como una familia, que estamos más unidos. Creo que, al tener todos una discapacidad, hace que nos entendamos mejor, como si perteneciéramos a un mismo grupo. En KL se cuida bien a la gente, a los trabajadores y trabajadoras.

¿Recuerdas alguna anécdota de estos 32 años?

 Al principio solíamos tener problemas de calidad. Las maquinas eran escasas y recuerdo que el cliente rechazó una gran cantidad de válvulas y de piezas, aquella misma noche estuvimos trabajando hasta las cuatro de la mañana haciendo piezas entre varios trabajadores para resolver aquel problema.

Y respecto a la gente, cariño, mucho cariño con muchas de las personas que han pasado por KL katealegaia.

¿Qué planes tienes para mañana ahora que estás jubilado?

 Lo primero que voy a hacer es asimilarlo. He estado 32 años sin parar trabajando y aun me cuesta hacerme la idea.

Trataré de cuidarme y disfrutar de mis hobbies, dedicarle tiempo a aquello que me apasiona. Algo que me entretenga el tiempo que solía dedicar a mi trabajo.

También quiero disfrutar de mis nietos, de hecho, tengo una nieta en camino, así que haré de canguro y así ayudo un poco, además de pasar tiempo con ellos.

Y por último un viaje. No tengo pensado a donde, pero me gustaría ver mundo y relajarme. Ese podría ser un buen comienzo para mi jubilación.